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Libros publicados



 

Hasta el día de hoy, he publicado cuatro obras.

Considero que manejo con soltura los microrrelatos: fue mi primer libro, Exprimiendo historias. Microrrelatos.

Escribiendo relatos disfruto, de ahí nacieron los tres libros restantes: Alta tensión. Relatos de misterio y suspense; Rosas y espinas. Doce relatos de mujeres en singular; Cábala. Cuentos imposibles.

Entre ellos, aquellos que exploran enigmas, misterios, sombras... son con los que más me identifico, quizás porque en muchas de sus páginas se refleja algo que no solo he imaginado.

Todos ellos —los cuatro libros— tienen algo de mí y, aunque no los firmara, seguirían llevando mi nombre.

Por último agregar que próximamente, quizás en un mes, publicaré mi quinto libro. Este distinto a todos los anteriores. Más adelante daré detalles.

Todos mis libros están a la venta en Amazon, en ebook y físico. Alguno de ellos gratis con kindle Unlimited. Si lo queréis con dedicatoria me escribís a mi correo. 

 

 

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La cena —reto para descubrir al culpable—

 




La cena

 

El taxista me pidió dinero por adelantado. Durante todo el trayecto sentí que me observaba.

No se sabe lo larga que es la noche hasta que pasas una tras otra despierto en un calabozo memorizando: “soy inocente”. Entre rejas, llegan a hacerte creer que fuiste tú quien cometió el crimen.

Cuando llegué a casa, mi hijo abrió la puerta. Nada de abrazos, ni un hola papá.

Me siento culpable, no de lo que me acusan, sino de haberme perdido 15 años de la vida de mi hijo. Ya ha cumplido los 30.  Mi mujer se fue de casa. Era comprensible, cada rincón le traía recuerdos de aquella noche, todo ensangrentado, yo con la pistola en la mano…

Mi hijo siempre estuvo a mi lado, en el juicio dijo que creía en mi inocencia. Mi mujer no, la víctima era su amante.

Supe de su engaño desde el primer día. ¡Cómo había podido hacerlo, con el marido de su mejor amiga!

Aquella noche, los dos matrimonios cenaríamos en nuestra casa. Quería desenmascarar a los amantes. Le di dinero a mi hijo para que se fuera al cine. Después de cenar, fui directo.

Él tartamudeaba mientras su mujer increpaba a la mía. Su mujer también era conocedora y me lo había ocultado. Íbamos de un sitio a otro del comedor, hacíamos espavientos, mi mujer gritaba, yo daba golpes en la mesa… y la luz se apagó.

Se oyó un disparo. La luz se encendió.

Él estaba tendido en el suelo en medio de un charco de sangre. Junto a él una pistola.

La cogí extrañado. Y todos se apartaron de mí.

Yo mismo llamé a la policía y les esperé con el revolver en mi mano.

 

-.-.-.-.

Hoy os traigo la primera parte de un relato. No está completo porque quiero que juguemos un poco: podéis poner en comentarios quién pensáis que es el asesino. 
En un par de días daré unas pistas que publilcaré en este mismo cuerpo de texto.
Sí, esta primera parte la he escrito yo, pero el desenlace será un autor invitado quien lo finalice: Ramón Martínez Martín.

Y ahora, todos a pensar... ¿Quién cometió el crimen?


Pistas para resolver el reto:

 

.-La pistola era del acusado.

.-El hijo llegó a casa antes de lo previsto.

.-La mujer del acusado estaba junto al mueble donde se guardaba la pistola.

.-La mujer de la víctima estaba junto al pulsador de la luz.

 


2ª parte

Autor invitado: Ramón Martínez Martín

 

Escuché el portazo. Mi hijo se había encerrado en su cuarto. Fui hacia la puerta y la abrí de malos modos. Me merecía algo de cariño por haberlo encubierto.

Sabía que era el asesino. Lo vi escondido en el pasillo, acercando su mano hacia el interruptor para apagarlo. Ahora tendría que justificármelo. Ojalá el dolor de cabeza me permitiera mantener esa conversación.


—¿No saludas a tu padre?

—¡Tú no eres mi padre!

—Es cierto. No lo soy, pero el monstruo fue tu madre. Ella nos arruinó la vida.

—¿Por qué no pediste ayuda y me obligaste a ser tu cómplice?

—Tuve que aparecer para proteger al débil de tu padre. ¡Quería quitarse la vida por la infidelidad de esa maldita zorra y no estaba dispuesto a consentirlo! Tú eres tan débil como él. Fue fácil manipularte.

—Papá, sé que sigues ahí, perdido. ¡Vuelve! Tú no eres así. Yo te quiero. Juntos podremos solucionarlo.

Mi hijo rompió a llorar. Me sentía muy confuso, como si fuera alguien ajeno a mí mismo.

—Desde que te encarcelaron he estado leyendo y tienes un trastorno disociativo de la identidad o doble personalidad. Pero apretaste el gatillo, aunque la orden viniera de un cerebro enfermo.

Tras escucharlo recordé la depresión al comprender que mi mujer me engañaba, el abismo en el que caí, hasta pensar en quitarme la vida. Luego vinieron los dolores de cabeza, las lagunas de memoria, la confusión y aquella terrible noche. Era cierto, yo había matado a aquel hombre.

—Sí que pedí ayuda, pero él se enteró de mis intenciones y aceleró su plan. No me dio tiempo a acudir al psiquiatra y ocultó los hechos para seguir manejando los hilos desde las sombras. Lo siento. Jamás me lo perdonaré.


Mi hijo me miró y por fin se acercó, con una mirada de esperanza en los ojos.


—No te preocupes. Iremos a esa cita a la que no acudiste y mantendremos a raya al asesino, hasta desterrarlo de tu mente.


Sentado en la consulta del psiquiatra, pienso que no va a ser fácil curarme de mi enfermedad mental, pero quiero hacerlo. Debo luchar para que mi oscuro pasajero no vuelva a tomar el control. Lo malo es la risa lejana y siniestra que sigo escuchando en mi cabeza y que, cada vez, escucho con más frecuencia.

©Ramón Martínez Martín



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Doy las gracias a Ramón Martínez Martín por haber aceptado la invitación a formar parte de este reto/juego literario. Así como a todos quienes han venido hasta aquí guiados por la curiosidad. 

Gracias a todos.



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Relatos cortos —Abdón Rojas Murcia

 




Título: Relatos cortos

Autor: Abdón Rojas Murcia

De venta en Amazon

 

Conjunto de relatos —con una poesía como colofón— en los que se exploran la soledad, las emociones, lo cotidiano.

Escrito con una sutileza extraordinaria, da la impresión de estar ante un cuadro pintado con coleres sin necesidad de dibujo previo; es tener la sensación de palabras suspendidas en nubes; de historias envueltas en brumas y sombras.

El autor utiliza un lenguaje metafórico, a veces cercano a lo poético, que envuelve al lector en historias ambiguas donde la realidad se desdibuja hasta el final. Nunca se sabe con certeza de qué trata la historia, hay que leerla completa para ubicarse. Pero lo esencial no son los hechos, sino la sensación que transmiten.

Los relatos son independientes, su hilo conductor son los sentimientos y las sensaciones que despiertan: la añoranza, el paso del tiempo como constante inexorable... historias con una amalgama de seres donde todo tiene vida propia y protagonismo: los sueños, los mosquitos y hasta un aguacate.

 

Un libro que se distingue por su frescura y originalidad, ofreciendo una experiencia distinta, intensa y profundamente evocadora. 

 

Relatos como:

La carta... poesía pura.

El pájaro... juego de palabras.

El despertador... lo real y lo efímero.

El vendedor... totalmente onírico.


Historias que desconciertan al lector, que le obligan a releer desde el principio, que le hacen reflexionar en cosas normales como si fueran extraordinarias.

  

La maquetación también es extraordinaria, entiéndase por algo fuera de lo normal. No indica el nombre del autor y su título es un simple: Relatos cortos. Texto sin justificar, signos de diálogo personalizado, no hay créditos…  simplemente es el manuscrito pasado a papel. Con todo su protagonismo.

Su carátula, la imagen de un pájaro con cabeza de niño, representa la esencia del libro, de los relatos que contiene, enigmático hasta en su dedicatoria. 

 

Esta obra es una magnífica muestra para todo aquel escritor o lector que quiera introducirse en el género del relato.

 

Pero hablemos con el autor…

 

 

—¿Cómo definirías tu estilo a alguien que no te haya leído nunca?

—Realismo mágico, intencionadamente confuso e irónico.

 

—Tu libro al completo ¿hay alguna emoción que lo defina?

—Las contiene todas, incluyendo la tristeza que es la que nunca me gusta reflejar; pero en mi relato La pértiga de la pérdida, el lápiz sucumbió al ímpetu emocional y se dejó arrastrar por ella.

 

—Tu libro rompe con lo convencional en su presentación: portada sin autor, sin créditos… ¿qué te motivó diseñarlo así?

—Porque me horroriza o dicho de otra manera, con otra emoción, como diría un calvo “se me ponen de punta los que no tengo” cuando entro a una tienda de libros y el nombre del autor supera en tamaño o visibilidad al de la obra. Estoy convencido de que las obras se deben dejar que hablen por si solas, que lleguen al lector por su calidad no por el nombre. Allí es donde entramos nosotros los sin nombre, porque a mí no me conoce ni Dios y no creo que aparezca empadronado en la corte celestial como ateo, para que él no me conozca. Es como si a Don Miguel de Cervantes Cortinas(uno de los mas grandes) su nombre se impusiera a su obra; aunque lo uno conduce irremediablemente a lo otro, yo prefiero ver “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”. Y en mi caso, mi obra con las características diferenciales que tú Manuela comentas, me dice más ese pájaro humanoide misterioso dispuesto a ser explorado con la curiosidad gatuna que poseemos también los humanos y que el lector lo saque de nuevo a volar y si es posible lo indulte, lo redima de la cárcel, sin más. No pensando en quién lo escribió.


—Al escribir ¿prefieres que el lector encuentre respuestas en tus relatos o que queden con preguntas flotando en su mente? Es decir ¿buscas que sean resolutivos o que inviten a la reflexión?

—Desafortunadamente Manuela, el ejemplar  de Relatos Cortos que posees publicado por primera vez en mayo del 2025 no cuentan con un apartado adicional explicativo de mis doce Relatos Cortos que he anexado a posteriori, en el cual digo: quiero dejar esto bien claro “ como la imaginación es puñetera, díscola y va como una rueda a la cual no se le puede poner un timón ; y además porque por lo general sigue los derroteros en los que convergen las vivencias y expectativas propias vividas o por vivir de manera individual, no colectivas. Por tanto, digo: Yo me hago responsable de lo que he escrito, pero no me hago responsable de lo que usted, lector o lectora decida entender o imaginar. Que cada quien cargue con sus propias nostalgias, rarezas y asociaciones; y eso es precisamente lo hermoso y peligroso de contar cuentos: que uno lanza la palabra como una semilla y nunca sabe en qué selva va a germinar y si saldrá de ello un hermoso engendro o una espinosa flor”

 

—Tu forma de escribir ¿prefieres dejar que la historia fluya libremente o la trabajas con precisión antes de llevarla al papel?

—La dinamita está, solo a la espera de la chispa que la encienda; aprovechando esas palabras que dan la entonación o musicalidad que se busca, pero a su vez las hay que irrumpen de manera notoria dando una transversalidad que no se quiere, que saca la historia del contexto que se pretende obtener. Por eso se debe de ir puliendo para no caer en el error de una dualidad (no intencionada) y llegar a lo expreso.

 

 —¿Qué te inspira: la realidad cotidiana, la literatura de otros autores, los sueños…?

 —Diré que se escribe porque se lee, no conozco un autor que diga yo pasaba por ahí y como resultado aquí tenéis esta obra. se sabe y por testigo su propia boca que se ha leído hasta la letra pequeña del contrato de las tarjetas de crédito. Ahora bien, quien escribe debe pasar de la sopa boba. Como principal fuente tiene que afinar y deleitarse como un sibarita de lo que por lo general poseemos todos: los cinco sentidos. Hay que ver como un águila, oler como un elefante africano, oír como una polilla de cera, tener el tacto de un buen amante y el gusto de poder contarlo.

Siguiendo las otras alternativas expuestas digo, que la realidad cotidiana es el tamiz revelador donde me doy a la tarea de sintetizar mis recuerdos.

Y los sueños…

Ahí si me pilló tarde. Mi hermano en una conversación telefónica con motivo de mi 57 cumpleaños, haciéndose el que no sabía me preguntó cuántos cumplía, yo caí redondito; le solté la chorrera de años vividos sin hacerlo más fácil e intuitivo o participativo; habría podido decirle: pues súmele dos años más a los suyos que esos son la diferencia que nos llevamos. Pero no. Con la boca atiborrada de tantos años míos ya vividos, él aprovechó y me cuestionó: “a propósito con tantos años que tienes, ¿Cuándo te vas a ajuiciar?”

Para eso ya me pilló muy viejo _Le respondí_

 

—¿Escribes tus relatos tal como los imaginas o los ajustas para causar mayor impacto en el lector? Dicho de otra manera ¿hasta qué punto influye en ti el lector?

—Des-afortunadamente lo que cuentas está ligado intrínsecamente a tu personalidad a tu formación que pude ser interpretada como valores o ideologías adquiridas o heredadas. Pariendo de esa matriz existen coincidencias grupales numerosas en cuanto a lengua, religión; en definitiva, una idiosincrasia aceptada y promulgada. Sin contar que existen diferentes lenguas y en cuanto a religión otras cuantas por igual; basta un pequeño nicho al cual nos dirigimos con nuestras historias para encontrar adeptos y legítimos detractores. Entonces para qué dejarse seducir por lo que vemos, por un futurible brillo del espejo si sabemos que éste mismo por la parte de atrás es obscuro y si me lo permites grotesco 

 

 —Tus relatos tienen una determinada interpretación en tu mente ¿te molestaría que tuviera otra en el lector?

—Claro que me molestaría, asignándole la misma definición de “me molestaría” a “me fascinaría”

 

—¿Hay alguna historia que comenzaste y nunca terminaste porque la sensación que buscabas transmitir no lo lograbas?

—Quien diga que no, miente.

Me pasa a menudo con mis escritos con tinte político.

La política es tan seria que el mejor traje para entenderla es la de payaso.(puede servir para un microrrelato)

Tengo en manos un relato titulado: Maduro y Pronto por Madurar

Se trata de un dictador suramericano que por darle cualquier nombre al azar le pondremos por ejemplo Nicolas. Y Pronto por Madurar es el camarada de un país vecino al suyo de cuyo nombre no quiero acordarme, que si es reelegido en las próximas elecciones se convertirá también en dictador y por ende Pronto por Madurar.

Cómo no ponerme el traje de payaso, al oírlo decir en sus alocuciones: “los cinco puntos cardinales”, o “hay que trabajar las treinta y cinco horas del día” o “ Simón Bolívar se quedó huérfano de esposa”.

Uf. Me cuesta terminarlo.

 

—Imagina que pudieras decirle algo a cada lector justo después de que termine tu libro… ¿qué le dirías?

—¡Cómpralo, no te arrepentirás!

Yo interpreté, …después de yo haberlo escrito

Si es, después de que el lector lo ha leído.

¿Qué le diría?

 _con franqueza, dime: ¿Qué te parece?

 

 

 

Abdón Rojas Murcia, un escritor capaz de convertir cada frase en un enigma.






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Exprimiendo historias en tránsito

 



¿Veis esta estantería? Está en la estación de autobuses de Girona. 

Es un lugar mágico: los libros llegan, esperan un rato y, cuando lo sienten, suben a un autobús para viajar hacia donde los lleve el destino.

Lo sé porque uno de los míos, Exprimiendo historias, ha estado en ese lugar.  Pasó por esas baldas como un viajero más, aguardando su turno para marcharse hacia un destino que ni yo, su progenitora, conozco.

Me gusta imaginar sigue su viaje, cambiando de estante en estante, de hogar en hogar.

 

Y esto se lo debo a nuestro compañero y amigo Noxeus que tuvo la genial idea de llevarlo allí una vez leído.

Gracias, Ricard. Se te quiere.